¿Cómo acostumbrarse a vivir en
un ciudad sitiada por un enemigo invisible...?, ¿un bacilo poderoso e
indestructible?
Las únicas armas válidas, según Albert Camus, son el aplomo, la resignación y la
esperanza (con ésta última se puede sobrevivir largo tiempo); gracias a ellas, los
habitantes de Orán se van abriendo paso en su ciudad apestada y cerrada al mundo, haciendo frente a una
enfermedad incurable e imbatible que somete a todos por igual.
¿Qué es la peste sino una metáfora
de la vida? ¿Y qué se puede aprender de ella?: pues que hay en los hombres más cosas dignas de admiración que de desprecio.
No todo es oscuro en esta narración existencialista de ferviente actualidad, en ocasiones, emergen ciertas
reflexiones reconfortantes (siempre que uno se contente
con desear lo que esté al alcance su mano, claro está:
Si otros (…) habían obtenido lo que querían es porque habían pedido lo único
que dependía de ellos (…) les bastaba el hombre y su pobre y terrible amor).
Sin embargo, alcanzar la felicidad
no resulta tan sencillo si se tienen inquietudes o deseos más allá del amor humano, como así le ocurre al
protagonista de esta historia, el doctor Rieux, al que la pérdida de su mejor
amigo le impedirá disfrutar de la dicha de haber sobrevivido a la plaga:
(...) Para él ya no habría paz posible, como no
hay armisticio para la madre amputada de su hijo, ni para el hombre que
entierra a su amigo.
En esta novela, destacan las descripciones
precisas y, por ende, escalofriantes de la agonía final que produce la peste en el cuerpo humano. El autor ofrece un retrato clínico y a la vez muy literario de los
síntomas de la enfermedad con una lograda dignificación de la muerte.
La peste es una novela que nos pone en la cuerda floja y nos recuerda que la alegría
humana está siempre amenazada, pues el bacilo de esta enfermedad no muere ni
desaparece jamás:
(...) Puede permanecer
durante decenios dormido en los muebles, en la ropa que espera pacientemente en
las alcobas, en las bodegas, en las maletas, en los pañuelos y los papeles, y
puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres,
despierte a sus ratas y las mande a morir a una ciudad dichosa.
La supremacía de la raza humana continúa amenazada en pleno siglo XXI, nuestra realidad pandémica imperante nos recuerda que seguimos siendo más vulnerables que nunca.
La peste de Albert Camus: una novela de 1947, que sigue estando de absoluta actualidad.
Albert Camus (1ª ed.), La peste, Paris, Gallimard, 1947.
Muy buenas, tus comentarios me han recordado otro libro,Ensayo sobre la ceguera de Saramago, aunque no tenga nada que ver,quizás solo la definición que hacen los dos de la maldad(peste o ceguera).Me gusta como lo resumes,sino hubiera tanto que leer lo volvería a hacer.Por cierto hace poco hablando con un compañero que está haciendo Antropología ,me comentó que lo único que nos diferencia de los animales,son nuestras capacidades (según ellos no tienen límites).,por lo tanto,si fuese así, ¿porqué conformarnos con que nuestra alegría este amenazada, si tenemos deseos e inquietudes infinitas?Ojala sea así y tengan razón.Sigue resumiendo, así ,al menos a mi ,me ahorras lecturas o reelecturas(je je)
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