El poema de hoy es una continuación, en cierto modo, del de ayer.
La dama de enfrente, que aparece en el octavo verso del poema, es la protagonista de Crespin du Gast: esa abuela entrañable que realiza sus labores cotidianas sin saberse observada.
Ella fue una gran fuente de inspiración para mí, en aquella época parisina.
En mis días libres, como profesora, pasaba gran parte de mi tiempo en casa, escribiendo, observando mi realidad circundante, y todo aquello que percibía con la vista o el oído me parecía sugerente o susceptible de convertirse en una historia.
© Eva Antón Bravo
Sensaciones comunitarias trata de la postura del escritor como observador y espectador de lo que le rodea, más que como experimentador. Ambas posturas son muy necesarias para escribir; por un lado, es importante tener vivencias y experimentar y, por otro, hay que saber parar, con el fin de analizar y reflexionar sobre lo que se ha vivido o, como en este caso, sobre lo que viven los demás.
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SENSACIONES
COMUNITARIAS
Escribir
sin rosa, sin luna y
sin
dientes de perla...
Concentrar
placeres cotidianos
limando
el escozor corpóreo,
asomada
al
borde de la taza.
Salir
al balcón de barandilla forjada
y
guiñarle el ojo a la dama de enfrente,
que
sacude la alfombra con energía
expandiendo
su polvo en el aire
compacto...
Cocinar
y comer en horarios opuestos
velando
los ruidos vecinos:
predecir
el chirrido de las puertas...,
y
el beso de buenas noches...
Ver
apagarse la última ventana de la calle
e
imaginar la caída de los párpados...;
el desliz del camisón..., el encuentro de los pies...:
el desliz del camisón..., el encuentro de los pies...:
la
escena final del día
en
el
cine-paraíso
de
las sábanas
blancas.
Cuando escribí este poema, era consciente de vivir un poco a contracorriente, con respecto a las rutinas de mis vecinos. Llevaba horarios bohemios...: desayunaba cuando los demás comían y permanecía en vela, cuando ellos se acostaban...
Este poema pretende ser, a su vez, un canto a la imaginación: a pensar en aquello que no se ve, pero que se intuye a través de las paredes...; algo que también podemos hacer hoy, esto es, imaginar historias que percibimos a través de los tabiques o desde nuestras ventanas, ya que no podemos experimentarlas personalmente.
Dicen que el cerebro no diferencia entre realidad y ficción, por eso lloramos al ver una película, aunque sepamos que no es real. Así que, si imaginamos experiencias que nos gustan, es como si las estuviéramos viviendo. Ese es el gran poder de la imaginación.
El que lee vive dos veces y el que imagina, me atrevo a decir que, tres.
Os invito a hacer ambas cosas desde uno de mis lugares predilectos, la cama: ese cine-paraíso de las sábanas blancas.
Un abrazo, lectores.
Leer otros poemas : Un poema al día...: "Crespin du Gast", "Siempre Alfanhuí", "Impresión en TGV"
Eva Antón Bravo, Momento de una fuerza, Almería, Editorial SoldeSol, 2019.
(Si deseas adquirir cualquiera de mis poemarios, vía correo postal, mándame un correo electrónico a: esaquesisoyyo@gmail.com, con tu petición y lo recibirás, en cuanto sea posible 😊).
Este poema me trae a la mente ese sueño bohemio que, muchos de aquellos a los que nos ha picado el gusanillo de escribir, hemos tenido. También ese equilibrio entre vivir y crear. Recuerdo aquel amigo de Max Estrella (no su nombre), que nunca empleaba su tiempo en escribir. Su ingenio lo derrochaba, mientras vivía, a través de la palabra, como Diógenes, cuyos “discípulos” iban recogiendo y anotando sus palabras y sus actos para que no se perdieran en la noche del olvido. El silencio de la noche es, para muchos, el momento ideal para escribir, para palpar en el silencio lo vivido, los ruidos de los otros, los signos que atisbamos con suma atención de lo que nos rodea, para convertirlos en palabras
ResponderEliminarEso es, la noche como hervidero de inspiración y los sueños como su materialización. Un fuerte abrazo.
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